Mis resultados del test genético (2). Y ¡soluciones!


Fidel Alonso

25 Abril, 2020

La situación sin precedentes que estamos viviendo a través de la pandemia vírica del COVID-19, ha hecho que, más que nunca, nos preocupemos de nuestro sistema inmunológico en lo que concierne a la salud individual. Resumiendo a groso modo, si este (u otro) virus entra en contacto con nuestro organismo no respondemos igual si tenemos nuestras defensas en condiciones normales en comparación con un sistema inmune debilitado, pudiendo ser esto absolutamente decisivo frente a un contagio y/o agresividad en que se represente la enfermedad.

Esto no significa que estemos a salvo de enfermar, pero sí con más probabilidad de hacer frente a una afección en condiciones adecuadas si tenemos nuestro ejército de defensas en buena forma. La alimentación, nuestros hábitos y por su puesto nuestra predisposición genética, tienen la clave para regular las defensas de cada persona.

ME NOTO CANSADO

En 2017 me rompí la rodilla izquierda resultando un avería grave. Me operé y siete meses después tuve que entrar en quirófano de nuevo para más arreglos. Rehabilitación tras rehabilitación, inyecciones, tratamientos, fisioterapia diaria, etc. y muchos momentos de muletas con reposo obligado. Intentaron convencerme que mi labor deportiva profesional se había acabado, pero afortunadamente pude revertir esta situación.

La apatía inevitable en esos largos momentos hizo que desajustara todos mis hábitos saludables, sobre todo en lo que se refiere a la alimentación y suplementación, sin hablar de la ausencia del ejercicio físico por completo, ya que  tenía incluso contraindicado realizar entrenos simples en casa. Con cierta regularidad notaba un cansancio generalizado, como si me costara arrancar para hacer cualquier cosa, había días que me pesaba el cuerpo, algo que yo achacaba a nivel emocional básicamente por la rutina adquirida.

En los últimos años solía caer pachucho con cierta frecuencia: resfriados cada dos por tres, faringitis, herpes labial en situaciones de estrés, afecciones estomacales, dolores musculares o articulares, migrañas, …. Después de analizar y recordar, estos casos coincidían en gran parte en esas épocas en las que sentía a modo personal tener “las defensas por los suelos”, aún sin tener la certeza científica de ello.  Y esto me ocurría con una cierta frecuencia.

Los resultados genéticos del estudio Lyposport han hecho el resto, es decir, dar en el clavo. Por fin he encontrado respuestas y justificaciones de las que no tenía la menor idea.

QUÉ LE PASA A MI CUERPO

No todo lo que se dice que es “sano” como norma general tiene que serlo para ti de igual modo que para mi. Por ejemplo, a ti te puede sentar de maravilla un pescado en concreto mientras que a mi puede caerme no tan bien). Por ejemplo y en mi caso, los que sean ricos en niveles de histamina, dada mi predisposición intolerante a esta sustancia. Lo que he hecho hasta ahora es alimentarme, entrenar y llevar ciertos hábitos supuestamente saludables que no son más que valoraciones estándar para toda la sociedad, y como digo, no a todo el mundo le funciona lo mismo de forma beneficiosa como ahora he comprobado según lo que dice mi genética.

DEFENSAS DEBILITADAS

Resulta que algunos de los valores genéticos analizados en mi estudio tienen algo en común. Muestran niveles desajustados además de tener consonancia directa con el sistema inmune, y por ende, explican muchos de mis episodios mencionados previamente. A saber:

VITAMINA C

Mi predisposición genética indica riesgo elevado de presentar niveles disminuidos en vitamina C. Sigue leyendo.

La vitamina C se necesita para el crecimiento y reparación de tejidos en todas las partes del cuerpo. Se utiliza para: Formar una proteína importante utilizada para producir la piel, los tendones, los ligamentos y los vasos sanguíneos. Sanar heridas y formar tejido cicatricial. Y fíjate qué curioso (por mi caso particular), durante muchos años, la vitamina C ha sido un remedio casero para el resfriado común, algo de lo que suelo padecer.

ZINC – MAGNESIO

El zinc es el mineral más abundante en el organismo después del hierro. Ayuda al correcto funcionamiento de nuestro sistema de defensa, el sistema inmune, combatiendo así a los virus y bacterias que penetran en nuestro organismo. 

Algunos estudios sugieren que las pastillas de zinc o jarabe de zinc ayudan a abreviar el período de recuperación del resfriado común y a reducir los síntomas si se toman dentro de las 24 horas en que comienza un resfriado (información extraída del Instituto Nacional de Salud).

Por otro lado tenemos el magnesio, muy importante en combinación con el zinc. Una de sus funciones principales es contribuir a la reducción del cansancio, la fatiga y el metabolismo energético normal. Participa en diferentes funciones de origen neuromuscular, cardiovascular e inmune.

Redoble de tambores: ¿cuál ha sido mi resultado genético respecto a estos dos importantes elementos, y sobre todo, en un deportista? De nuevo: riesgo elevado de presentar valores disminuidos en ambos. Por tanto, me encaja perfectamente en muchos de los síntomas y situaciones que he ido sufriendo todo este tiempo.

Volviendo al título de “Defensas debilitadas”, pensarás que ahora tengo la respuesta acorde a mi histórico, todo cuadra ¿verdad? Pues bien, no solo cuadra sino que después de ponerlo en práctica (acorde a mi plan personalizado) funciona, y mucho. La sensación de sentirme flojo cada equis tiempo ha desaparecido, me noto más vital que nunca cada día, es difícil de explicar. Los achaques cotidianos de resfriados, faringitis, molestias musculares, etc. han desaparecido (toco madera por Dios) y para mi esto ya significa mucho.

INTOLERANCIA AL GLUTEN

Me encanta la pasta desde pequeño y como seguramente habrás oído alguna vez, los hidratos de carbono son gasolina para los deportistas. Llevo toda mi vida sintiendo un empacho e indigestión considerable después de mi plato preferido de espaguetis y siempre he pensado que era por la cantidad, ya que no es que coma poco precisamente (es mejor comprarme un traje que invitarme a comer). Pero va a ser que no. Solo cuando he visto en mi estudio que tengo una predisposición elevada a la intolerancia al gluten he caído en ver como suelo sentirme después de las ingestas que contienen esta proteína.

Los síntomas que describen esta dolencia los llevo notando mucho tiempo –algo que había normalizado sin darle mayor importancia– así que ahora que soy consciente lo he puesto en práctica para confirmarlo (en efecto, empachándome una vez más) además de realizar pruebas ingiriendo mi suculento plato pero en este caso, usando pasta sin gluten, y adivina: resultados como la noche y el día.

Cumplir con las recomendaciones personalizadas junto con los suplementos vitamínicos que se evidencian en el estudio ha supuesto un cambio sustancial, como dejar de sufrir dolores de cabeza entre otros tantos síntomas. Desde hace tres meses ingiero mucha menos cantidad de gluten (según mis resultados en el test, no tengo necesidad ni recomendación de eliminarlo al 100%) y los cambios son muy evidentes.

HIPERTENSIÓN ARTERIAL

Mis valores indican un nivel elevado de sufrir hipertensión acorde a mis genes, que no es lo mismo que ser hipertenso, me explico. Soy deportista, llevo una vida saludable y nunca he padecido de algo similar. La valiosa información que obtengo es que si algún día cambiase mis hábitos debería vigilar este valor para evitar ser hipertenso, ya que tengo papeletas para ello ¿solución? Llevar una vida saludable con independencia de mi edad o condición evitando todo aquello que suele facilitar sufrir esta dolencia.

OBESIDAD

Otro dato muy interesante. He sido un palo desde pequeño, delgaducho y largo, bueno excepto mis primeros dos añitos de vida que era una bolita (tal y como aún me llaman de mote en mi pueblo materno). A medida que fui creciendo, como seguramente os pasaría a muchos de vosotros, esta condición dejó de ser 100% categórica. A partir de los veintipocos ya podía notar ligeros cambios en mi cuerpo si por alguna razón paraba de hacer deporte (por ejemplo una lesión) y/o modificaba mis hábitos saludables. Entonces descubrí lo fácil que podía aparecer en el cuerpo la grasa localizada, como el famoso flotador o una cara más redondita, seguro que te suena.

Tengo un metabolismo muy agradecido y en pocas ocasiones he tenido cambios físicos de importancia, no me puedo quejar, básicamente por la rutina deportiva de alto nivel, ya que sería completamente incompatible. Pero al igual que mi nivel de recuperación de la forma física es bastante veloz también tiendo a retener los niveles de grasas “malas” demasiado rápido y a la mínima que me descuido, según el estudio.

El estudio revela que tengo una predisposición moderada a sufrir obesidad y aumentar los niveles de IMC, quién lo iba a decir ¿un deportista profesional que lleva toda la vida dedicado al deporte resulta que es paciente de riesgo moderado en sufrir obesidad? ¿en serio? La cuestión es que tendemos a pensar en la obesidad de una manera más que errónea y con una imagen desfasada de lo que nos han vendido. Puedes sufrir obesidad o tener tendencia a padecerla aún teniendo una complexión más o menos normal.

Esto me ha dado muchas respuestas. Recientemente lo he podido poner en práctica durante el proceso de recuperación de mi última lesión tomando en consideración las recomendaciones del estudio en todas sus facetas. Y sobre todo ahora después de cinco semanas seguidas confinado en casa por la situación de la pandemia. Nunca antes había mantenido valores físicos y peso corporal de un modo similar como hasta ahora, y permitiéndome mis caprichos.

SUPLEMENTACIÓN. NUTRICIÓN.

Para mi hay un antes y después de todo esto. En muchas ocasiones he tomado diferentes suplementos vitamínicos acorde a situaciones definidas o tras realizar analíticas de sangre en un momento concreto, algo que varía según el estado de tu organismo en el momento de hacerte las pruebas. Cosa que la genética no hace, no cambia nunca. La diferencia que noto ahora es que tomo lo que mi cuerpo me ha chivado de forma clara y directa independientemente de cuando me haya hecho el test.

Después de contrastar la elaboración con productos naturales, su procedencia, su credibilidad y eficacia, mi experiencia recomendada está con la línea InVitta  de Clínicas Cres.

Me gustaría puntualizar algo sobre esta recomendación por todo lo que se mueve hoy en las redes a través de embajadores e influencers. Tengo acuerdos, sponsors y colaboraciones como cualquier otro atleta o personaje de relevancia, pero mantengo una premisa que siempre llevo como estandarte desde hace más de veinte años y es que si un producto no funciona no lo consumo, no lo promociono y por supuesto, jamás lo recomiendo.

Mi recomendación principal el estudio genético, es una vez en la vida y a mi me ha cambiado todo. Por otro lado y no menos importante está la suplementación, que aunque yo recomiendo la que a mí me funciona a la perfección tras meses de prueba (además de informarme previamente sobre su procedencia, elaboración y máxima calidad) ya es cuestión de cada uno cuidar su alimentación, hábitos, recomendaciones, etc. y obtención de los nutrientes y vitaminas como finalmente estime.

Sea como fuere, siempre te recomiendo que lo hagas de mano de un profesional sin lugar a dudas. Yo lo hago con el equipo de Clínicas Cres y sus productos, por citar un ejemplo.

Tomar suplementos –según tus necesidades concretas en el estudio genético- no sirve de nada si no ajustas tus hábitos alimenticios además de tomar  consciencia de todo lo que te rodea una vez que sabes lo que te afecta y lo que te beneficia. La combinación de suplementos y nutrición es clave. Es más, lo idóneo es nutrirse de todos esos alimentos que aportan las vitaminas que necesitamos aunque cuentes con la ayuda extra de un suplemento, siempre que tu cuerpo –como el mío- no cuente con la cantidad necesaria básica de una vitamina en concreto, entre otras tantas necesidades que puede marcar el test.

Según mis resultados, y toda la formación y e información que el dossier proporciona concluyo que:

Controlar el consumo o cantidades de los alimentos que no me benefician, aplicar el sentido común eludiendo o añadiendo los nutrientes concretos que se me asignan, atender todo aquello que mi genética dice sobre mi sistema neuromuscular, óseo y articular (entre otras tantas) y dotar de la suplementación personalizada, me permite obtener los objetivos más visibles y acertados que he tenido hasta la fecha.

MI PLAN PERSONALIZADO

Por si quieres saberlo. Mi eficiente plan personalizado y completo a todas mis necesidades (no tienen porqué ser las tuyas, cada individuo es diferente y/o seleccionar prioridades en qué suplemento o suplementos tomar) en lo referente a los nutrigénicos desde Clínicas Cres ha sido:

  • BALANCE. Es un recuperador del equilibrio intestinal a base de prebióticos, antioxidantes y cúrcuma. Lo he tomado durante un único ciclo para recomponer, reforzar y estabilizar mi flora intestinal.
  • ZINC-MAGNESIO. Lo tomo en diferentes momentos al año de forma habitual.
  • DETOX. Desintoxicación hepática. Al igual que  el “BALANCE”, lo he tomado durante un ciclo inicial únicamente.
  • CONDRO SPORT. Glucosamina y condroitina. Protege el cartílago articular). Sufro de condromalacia (desgaste de cartílago) en mis rodillas, además de otras patologías. Este producto me ha ido increíble para paliar mis dolores habituales en el deporte.  Lo tomo en diferentes momentos al año.

Espero que mi experiencia y relato te sirva como guía y si tienes cualquier duda o pregunta por aquí me tienes.

¡Hasta pronto!

Nota: Los complementos alimenticios no deben utilizarse como sustitutos de una dieta variada y equilibrada y un estilo de vida saludable. No superar la dosis diaria expresamente recomendada. Conservar en un lugar fresco y seco lejos del alcance de los niños más pequeños.

Pss! Escucha: Esta es mi propia experiencia, te lo cuento con mis palabras y desde mi humilde conocimiento, pero eso sí, con la mejor intención posible. Lo hago desde mi posición de usuario y deportista profesional. Por tanto, te recomiendo siempre que consultes con un profesional titulado en la materia.